Qué es el Trastorno del Espectro Autista (TEA) y cómo se manifiesta en la infancia

El Trastorno del Espectro Autista (TEA) es un trastorno del neurodesarrollo que afecta la forma en que las personas perciben e interactúan con el mundo. Se trata de un espectro, lo que significa que cada persona con TEA presenta características y niveles de apoyo únicos, y los síntomas pueden variar de leves a severos. El TEA suele diagnosticarse en la infancia, aunque los síntomas se hacen evidentes de diferentes maneras y en distintas etapas de desarrollo.

Características principales del TEA

El TEA se caracteriza principalmente por dificultades en dos áreas fundamentales: la comunicación e interacción social y los patrones de comportamiento e intereses. Sin embargo, dentro de estas dos áreas, las manifestaciones pueden ser muy variadas:

• Dificultades en la interacción social: Los niños con TEA suelen tener dificultades para interpretar y responder a señales sociales. Esto puede hacer que les cueste comprender las emociones de los demás, mantener una conversación o establecer contacto visual. Sin embargo, la intensidad de estas dificultades puede variar; algunos niños pueden parecer más reservados o desinteresados, mientras que otros pueden interactuar, pero de una manera inusual o con dificultad para mantener la reciprocidad en la conversación.
• Comportamientos repetitivos: Muchos niños con TEA muestran comportamientos repetitivos o rituales, como balancearse, aletear con las manos, repetir frases o alinear objetos. Estos comportamientos les ayudan a manejar la sobrecarga sensorial o emocional. Por otro lado, algunos niños pueden desarrollar una gran fijación por temas específicos y mostrar interés excesivo en ciertos detalles.
• Alteraciones en la comunicación: En el caso de los niños con TEA, las habilidades de comunicación pueden variar desde no verbalizar en absoluto hasta hablar con fluidez, pero de una manera inusual. Algunos pueden tener dificultades para interpretar el lenguaje figurado, entender chistes o captar el tono emocional en la voz de otros. Esto también puede dificultarles expresar sus propias emociones y necesidades de manera efectiva.

Cómo se manifiesta el TEA en la infancia

Los síntomas del TEA suelen manifestarse en la infancia, aunque a menudo se hacen más notables entre los 18 meses y los 3 años. Sin embargo, es importante recordar que no todos los niños con TEA muestran las mismas señales, ni lo hacen con la misma intensidad. Los síntomas pueden variar de acuerdo con factores como el entorno familiar y el acceso a apoyos tempranos. A continuación, algunos de los signos más comunes del TEA en la infancia:

1. Dificultades en el juego compartido: A menudo, los niños con TEA prefieren jugar solos o tienen dificultad para integrarse en juegos en grupo. Les puede costar comprender juegos de roles o de simulación, como jugar a “la casita” o a “los médicos”.
2. Respuestas sensoriales inusuales: Muchos niños con TEA experimentan alteraciones en la sensibilidad sensorial. Pueden ser muy sensibles a ciertos sonidos, luces, texturas o sabores, o, por el contrario, no reaccionar ante estímulos que otros niños sí notarían. Esta hipersensibilidad o hiposensibilidad influye en su comportamiento y preferencias.
3. Falta de interés por la interacción social: En muchos casos, los niños con TEA no muestran un interés espontáneo en interactuar con los demás. Esto no significa que no deseen compañía, sino que es posible que no comprendan intuitivamente las señales de comunicación, como una sonrisa o una mirada, y que necesiten un entorno estructurado para sentirse cómodos en situaciones sociales.
4. Retraso en el desarrollo del lenguaje: Uno de los signos tempranos del TEA puede ser la falta de balbuceo en los primeros meses de vida o un retraso en las primeras palabras. Sin embargo, algunos niños con TEA desarrollan habilidades de comunicación más tarde o de una forma distinta, y otros pueden presentar habilidades lingüísticas avanzadas, aunque con problemas en el uso pragmático del lenguaje.
5. Preferencia por la rutina y la previsibilidad: A muchos niños con TEA les resulta difícil adaptarse a los cambios inesperados en su entorno o a cambios en la rutina diaria. Les puede tranquilizar saber lo que ocurrirá a continuación, y en caso de cambios repentinos, pueden sentirse sobrecargados o ansiosos.

Variabilidad en los síntomas: cada caso es único

El TEA es un espectro porque las manifestaciones del trastorno son muy diversas. Algunos niños pueden tener síntomas leves que apenas afectan su vida diaria, mientras que otros necesitan apoyos constantes para desenvolverse en el día a día. Esta variabilidad en los síntomas también influye en cómo se gestionan las necesidades de cada niño y en el tipo de intervenciones que pueden ser más adecuadas en cada caso.

Por ejemplo, algunos niños pueden responder bien a las estrategias de intervención temprana, como la terapia de habilidades sociales o el apoyo de un terapeuta ocupacional, mientras que otros pueden beneficiarse más de una intervención enfocada en el manejo de la sensibilidad sensorial o en técnicas específicas de comunicación.

Comprender el TEA: una guía para padres y cuidadores

Comprender el TEA y los desafíos que enfrenta cada niño puede ser un proceso de aprendizaje para los padres y cuidadores. Cada pequeño logro en habilidades sociales o de comunicación representa un paso importante hacia la inclusión y la autonomía del niño. Para muchas familias, el apoyo de profesionales de atención temprana, logopedas y terapeutas ocupacionales resulta fundamental. Estos especialistas, junto con la familia, ayudan a crear un entorno de apoyo que facilita el desarrollo del niño en función de sus habilidades y su bienestar.

En definitiva, el TEA es un trastorno complejo y diverso que requiere un enfoque adaptado a las necesidades de cada niño. La comprensión y el acompañamiento de los padres y el equipo de profesionales pueden marcar una gran diferencia en la vida del niño, ofreciéndole herramientas para desarrollar sus habilidades y potenciando su integración en el entorno social y educativo.