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En la actualidad, el ritmo fre­nético de vida nos impide dejar todo al azar. Todo debe estar planificado y cronometrado. Y nos hemos olvidado de lo que debe salir natural, como es el desarrollo de un bebé.

bebe gateando por el pasillo

Nos inundan con plazos que han de cumplir en cada etapa, y nos impulsan a competir por ver cuál es el que lo hace pri­mero. “Mi bebé se sienta a los 6 meses”. “Mi bebé camina a los 9 meses” …. Estas afirmaciones deberían ser anecdóticas, sin embargo, sobreestimulamos para que las etapas naturales se adelanten.

Os propongo una palabra cla­ve: Ontogénesis Postural que es la disciplina que analiza la motricidad espontánea del bebé en los primeros meses de vida. Y, ¿por qué es importante analizarla? Porque hoy en día nos encontramos cada vez más problemas físicos relacionados con un erróneo desarrollo psi­comotor, fruto de la sobreesti­mulación.

Según esta disciplina, el de­sarrollo psicomotor normal durante el primer año de vida se puede describir en las si­guientes etapas (siempre po­niendo en valor que el no cum­plirlas no indica que no vayan a sucederse, sino que cada bebé tiene su ritmo):

Un recién nacido tiene que ser libre de crecer. Es más, es imprescindible que lo haga.

Durante el primer trimestre…

Empieza a desarrollarse la vis­ta. Por ello, es imprescindible permitirles que puedan experi­mentar con el medio, dejando libres las manos y los pies, ade­más de favorecer el movimiento del cuello.

Son indispensables los cam­bios de posición, puesto que los huesos del cráneo no están unidos, por lo que mantener en exceso una posición deter­minada puede contribuir a una conformación errónea del mis­mo. Esto no va a ser patológico, pero puede favorecer a diversas disfunciones futuras como pro­blemas otorrinolaringológicos u oftalmológicos, tales como fa­ringitis u otitis de repetición, o incluso miopía, hipermetropía o astigmatismo.

Se recomienda el porteo, ya que se evita el mantenimiento excesivo en una misma posi­ción. Asimismo, se contribuye a evitar problemas como el cólico del lactante o la deformación de las caderas.

En caso de decúbito (tumba­do), son necesarios los cambios de posición para evitar defor­midades craneales, pero sobre todo para contribuir a la ele­vación de la cabeza boca abajo, que empieza a realizarla a par­tir de la sexta semana.

 

¡Continuaremos en nuestra siguiente publicación!…